La palabra Vida saludable parecería estar de moda. La escuchamos por todos lados y hay veces que la información que recibimos es confusa y hasta contradictoria.
Muchas personas piensan que contar calorías en todos sus alimentos, hacer programas de
detox, comer sin gluten, ser vegetariano, vegano o alimentarte a jugos verdes es tener un
estilo de vida saludable.
Hacer lo anterior, no garantiza tener una mejor calidad de vida, ni sostener esos cambios en el
tiempo.
Entonces ¿qué es lo que nos hace tener una mejor calidad de vida? ¿Es la comida, la
actividad física que realizamos, o qué?
No hay un único aspecto, ni una solución mágica.
Es en la manera de vivir, en la integración y conexión entre distintas áreas que permiten
promover un equilibrio entre el cuerpo, mente y espíritu.
Es por eso, que el concepto de Salud Holística contempla mucho más que el aspecto físico
únicamente, tiene una dimensión más integral y completa.
Realizando pequeños cambios en tu estilo de vida, podes mejorar tu calidad de vida en el corto
y largo plazo.
Te invito a que consideres algunos de estos aspectos para poner en práctica:
Conectar con el para qué y tener una visión inspiradora: conectar con la razón que te lleva a
querer realizar el cambio en tu estilo de vida. Esto te va a permitir encontrarle el sentido y la
motivación para poder sostener esos cambios que queres lograr.
Alimentación: busca empezar a desarrollar una alimentación más natural, real, disminuyendo
los alimentos procesados, las harinas refinadas, cocinar tus propios alimentos, incorporando
de a poco más vegetales, frutas en tus comidas y no te olvides de tomar suficiente agua
(mínimo 2 litros diarios).
Pensar el alimento como el combustible que necesita el cuerpo para alcanzar su máximo rendimiento y permitirte vivir la vida que querés.
Tratá de que la relación que establezcas con la comida sea consciente, enfocándote en elegir
aquellos alimentos que nutran tu cuerpo, contemplando tus gustos, tus tiempos, tu bio-
individualidad.
Disfrutá cada momento de la comida, comiendo de forma pausada, “un bocado a la vez”, que
el comer sea un espacio de cuidado de tu cuerpo, no un medio para canalizar las emociones
y/o frustraciones del día.
Actividad Física: estamos diseñados para movernos y estar activos, y eso es lo que nos permite estar flexible y un buen funcionamiento de nuestro organismo.
La práctica de la actividad física de manera regular mejora todo nuestro bienestar, tanto a nivel físico como emocional, mejorando nuestro estado de ánimo, al oxigenarse mejor el cerebro se mejoran entre otras cosas los niveles de atención y concentración y ayuda a reducir los niveles de estrés.
Pero ¿cuál es el mejor ejercicio físico? Es aquel que se adapta mejor a ti, el que podes sostener
y disfrutar en el tiempo.
Podés probar con rutinas cortas, tanto de estiramiento, como de peso, salir a caminar, correr por períodos cortos de tiempo, e ir probando como te vas sintiendo y qué actividades te motivan más. Lo importante es estar en movimiento.
Manejo del estrés y descanso: El adecuado manejo del estrés es también determinante para nuestra salud. El estrés prolongado, conlleva enfermedades, afecta nuestro sistema inmune y nuestra salud emocional y psíquica.
Hoy en día llevamos ritmos de vida tan acelerados que tienen consecuencias directas en nuestra salud.
Es por ello, que generar espacios para poder calmar la mente, el cuerpo y realizar actividades que te ayuden a desconectar de tus preocupaciones diarias, resulta fundamental.
Algunas de las cosas que podés empezar hacer:
Dedicarle y asignarle 20-25 min. de tu día a generar momentos de paz y desconexión.
Disfrutar diariamente de practicar mindfulness o mediar tiene efectos muy beneficiosos.
Pequeñas cosas diarias como: tomarte un te o café de forma relajada, hacer una práctica de relajación, recibir un masaje, leer un libro o mirar una película.
Cuidar la cantidad y calidad del sueño y descanso: tener un descanso que sea reparador y dormir un promedio de 7-8 horas.
Todo ello puede ayudar a reducir los niveles de estrés y encontrar un mayor balance.
Relaciones positivas y mentalidad de crecimiento (mindset). Es importante desarrollar
relaciones positivas, generar un sentido de conexión con nuestros vínculos cercanos: la pareja,
familia, amigos, etc. Todo aquello que nos permita sentirnos “nutridos” más allá del alimento.
Cultivar una mentalidad positiva y una visión inspiradora con objetivos claros (mindset) nos
ayuda a sentirnos más realizados.
Espiritualidad: conectar con un propósito superior a nosotros nos permite encontrarle un
sentido y motivación a lo que deseamos para nosotros y nuestros seres queridos.
Generar el hábito de cultivar la gratitud, manifestar aquello que soñas, ayuda a generar esa
conexión espiritual.
Recordá que el estilo de vida saludable no es algo que se alcanza, es un continuo proceso de
búsqueda de equilibrio, entre las distintas áreas de nuestra vida y en los distintos momentos
que vamos transitando.
Lo importante es vivir el proceso desde el amor y aceptación.
Y recordá celebrar cada pequeña victoria… eso es lo que te va acercar a tus objetivos y disfrutar
el proceso.
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